Desde la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular promovemos la lactancia materna como parte de la alimentación saludable, del desarrollo del lactante y para la prevención de enfermedades cardiovasculares (ECV) desde el nacimiento.

 

 

 

El lema de este año planteado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es Amamantar y trabajar: ¡hagamos que sea posible!. La Semana Mundial de la Lactancia Materna 2023 se centrará en la importancia de un buen apoyo a las madres cuando se reincorporan a su trabajo remunerado, para que puedan seguir amamantando, si así lo desean. 

Facilitar el amamantamiento es responsabilidad de toda la sociedad, y es una apuesta al futuro, ya que la lactancia materna ofrece beneficios nutricionales y de salud, con efectos positivos, que duran toda la vida.

Entre los múltiples beneficios de la lactancia materna, se destaca que contribuye a la prevención de las Enfermedades No Transmisibles (ENT) como la diabetes, hipertensión arterial y la obesidad.  

En cuanto al impacto de la lactancia en la salud cardiovascular, debemos considerar que:

El exceso de peso es un factor de riesgo desde la temprana infancia, para que se presenten varias ENT, como la diabetes tipo 2, síndrome metabólico, resistencia a la insulina e hipertensión arterial, en etapas posteriores. La aparición precoz de estos factores de riesgo, evitables en la infancia, se están sumando a la gran carga de las ECV en la vida adulta, muy presente en el país.

El tiempo de lactancia exclusiva, que luego será acompañado de la inclusión de alimentos adecuados, presenta una oportunidad y un derecho de optimización de salud y desarrollo para la niñez, y de prevención, establecimiento de preferencias y hábitos saludables, que pueden significar protección a futuro.

Existen muchas situaciones de estrés en torno al amamantamiento. Al principio, el hecho de que el bebe “se prenda” o no del pecho materno puede estresar a la mamá; también, que la mamá tenga o no la leche suficiente, y que cuente con un espacio de paz donde poder amamantar. Estas, entre otras muchas situaciones, podrían llegar a afectar a la mamá (y en consecuencia al bebé). Cuando la mamá debe reintegrarse al trabajo en etapa de lactancia, el amamantamiento puede dificultarse más. Aún existiendo salas de lactancia en el ámbito laboral, podría pasar que la mamá no tenga quien le lleve al bebe al trabajo, o que el lugar de trabajo no sea un lugar seguro para ello, en ese caso, la madre debe ordeñarse, lo cuál, podría generar estrés en la madre. Estas situaciones de estrés, por las que pueden pasar madre e hijo, a su vez inhiben la secreción de leche, lo que lleva a que la cantidad de leche disponible vaya disminuyendo y la lactancia sea más corta.

El estrés además, es un factor de riesgo para la salud cardiovascular, y en estos casos no solo la mamá se estresa sino también el bebé. Cuando se consigue desarrollar la lactancia en un lugar seguro, sobre todo durante el primer año de vida, los niveles de estrés disminuyen para ambos.

Las múltiples tareas de la mujer y sobre todo en esta etapa, lleva a que a veces no se dé  el tiempo suficiente para cuidar su salud. 

Para fomentar el amamantamiento y el trabajo, todos debemos involucrarnos, el apoyo y sostén de los demás integrantes de la familia es fundamental, así como el de la sociedad toda. La adaptación del lugar de trabajo, posibilitando espacios, tiempos y flexibilidad para facilitar el amamantamiento serán clave. 

Más información:

https://www.who.int/es/campaigns/world-breastfeeding-week/2023