
Nos ha dejado físicamente en este 13 de julio de 2024, la Nurse Pierina Marcolini. Muchos hemos tenido el honor y gusto de conocerla en vida. Fue una mujer multifacética y colorida, por dentro y fuera, que estuviera donde estuviera, despertaba emociones. En su historia de vida, nos muestra la confluencia de saberes teóricos y prácticos en su praxis de enfermería empática y atenta, artísticos en la pintura de sus cuadros, en la escritura, en el disfrute del baile. Saberes de una mujer, madre de dos hijos, abuela y bisabuela, familiar directo de inmigrantes, estudiosa y reflexiva profesional, militante política de izquierda y gremialista hasta sus muy entrados días.
Pierina es valorada en primera instancia por su espíritu humanista, bondadoso y ético y una energía que transcendió a todas sus edades y muy especialmente por el impulso de mejorar todo aquello que hiciera al bienestar humano. Su particular sensibilidad frente al sufrimiento psíquico la orientó hacia la enfermería comunitaria y de salud mental. Quienes la tuvieron como docente en la Escuela de Nurses Dr. Carlos Nery y luego en otras instancias formativas, no olvidan su calidez y pasión por los temas vinculados con el cuidado de los más desprotegidos y en situación de abandono como muchos de los pacientes atendidos en el Hospital Teodoro Vilardebó, donde desarrolló funciones en la jefatura del Departamento de Enfermería a partir de la década de los años ochenta. En esa época, ejerció simultáneamente en el Departamento Central de Enfermería del Ministerio de Salud Pública.
Una visión pionera de la atención en salud mental comunitaria la llevó a propulsar y apoyar la creación en 1992 de un programa de Atención Domiciliaria para pacientes del Hospital Vilardebó propuesto y gestionado por Enfermería Profesional. Plasmó junto con la periodista y editora Margarita Michelini en el libro “Nurse Pierina…soy Gustavo” (2014) historias de vida de numerosas personas atendidas en el Hospital Vilardebó que revelan testimonialmente sus sufrimientos y esperanzas. En estas páginas aparece el propósito de las autoras de darle voz a todo aquello de sus protagonistas que por estigmas y tabúes culturales permanece oculto en la sociedad. Compañeros y compañeras de trabajo, la recuerdan hablando de rehabilitación y recuperación y conociendo los problemas y sentires de internados y familiares, recorriendo pasillos del hospital y siendo saludada a su paso.
Para ella, todos eran personas igual de importantes, más allá de los roles de cada uno y menos aún de las jerarquías. Apoyó propuestas de rehabilitación socio laboral que permitieran la externación de pacientes, como lo es hoy el Lavadero DODICI y la Cooperativa de Vivienda HAMABI, coordinados por la enfermera Selva Tabeira.
Participó activamente en diversas Comisiones comenzando por la de reapertura de la Escuela Universitaria de Enfermería, luego de finalizar la dictadura cívico militar en Uruguay (1984); y llegó a integrar la Comisión Directiva de Posgrado y el Claustro de Facultad de Enfermería por el orden de Egresados.
mental, nos han hecho pensar en Pierina, como tantos que la han apreciado y valorado, como una representante de Florence Nightingale en el Uruguay.
La recordaremos con gratitud infinita iluminando con su lámpara el camino de una enfermería humanizada en sus cuidados en salud mental, tejiendo vínculos y confiando en la importancia del trabajo en equipo y en interdisciplina.
Nurse Pierina, desde la Asociación de Nurses del Uruguay, de la cual seguirás en espíritu formando parte, agradecemos y esperamos ser dignos y dignas de tu legado.

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